Frank Hurley estaba allí
Aportado por Juan Manuel Peña
Fotografía: Hurley negative collection / Frank Hurley
“Se buscan hombres para viaje peligroso. Salario bajo, frío penetrante, largos meses en la más completa oscuridad, peligro constante, y escasas posibilidades de regresar con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito”.
Este era el texto del mítico anuncio firmado por Shakelton y que atrajo a 5000 hombres en busca gloria. Un selecto grupo logró embarcarse en lo que posiblemente podemos considerar como una de las mayores hazañas de supervivencia de la historia de la humanidad. Aunque parece que esta llamada no es más que una leyenda, la realidad es que vaticina lo que luego sucedió.
Para Shakelton era fundamental la cobertura visual de la expedición.
A principio del S XX un número importante de expediciones fueron lanzadas a la conquista del Polo Sur. La más trágica de ellas fue la que se cobró la muerte del Capitán Scott y los cinco hombres que con él formaban la punta de lanza de la Expedición Discovery. Llegaron a su meta, pero algo más de un mes después que la Expedición Admunsen, liderada por el noruego Roald Admunsen.
En 1914 partía de Londres La Expedición Imperial Transantártica que Ernest Shackleton planteaba como el último gran reto a llevar a cabo en el continente Antártico. El objetivo era recorrer los 2.900 kilómetros necesarios para cruzar el continente, además de cartografiar la desconocida zona entre el mar de Weddell y el polo sur. En Buenos Aires la expedición se partiría en dos. Por un lado estaba el “Edurance” con la responsabilidad de llevar al punto de partida al equipo que cruzaría el continente, y por el toro el “Aurora” cuya tripulación tendría la responsabilidad de disponer depósitos de abastecimiento en determinados puntos del recorrido, facilitando el avituallamiento necesario al equipo de Shakelton, ya que estos no podrían llevar consigo todos los víveres necesarios para la travesía polar.
La realidad es que la expedición fue un fracaso desde el comienzo de la misma. Partieron sin demasiada gloria ya que al tiempo que zarpaban de Londres, el mundo se sumergía en la Gran Guerra.
Pero la indiferencia social ante la épica aventura que comenzaban no era nada si la comparamos con el infierno que les esperaba. Lejos de cumplir su misión, el “Endurance” quedó atrapado en las fauces de una gran bestia de hielo que apretó la nave hasta partir su casco.
Si bien las vívidas descripciones diarios de la tripulación son capaces de trasladarnos a los duros 20 meses en los que 28 hombres sobrevivieron en el hielo, las fotografías de Frank Hurley son el acta notarial que dan fe de la realidad acerca de lo allí vivido.
Hurley acudió a la llamada de la aventura y formó parte de ese grupo de hombres que se enfrentó a lo que posiblemente ha sido hasta ahora la prueba de supervivencia colectiva más significativa de nuestra historia. Frank Hurley era un hombre de su tiempo, intrépido y temerario aventurero, un inteligente autodidacta y un emprendedor nato.
Para Shakelton era fundamental la cobertura visual de la expedición, ya que una de las maneras de rentabilizar la hazaña, era complementar un gran ciclo de conferencias por Europa con las fotografías y películas que obtendrían en La Expedición Imperial Transantártica. Esto le permitiría recuperarse de la ruina económica a la que el proyecto que iniciaba le había llevado incluso antes de comenzar la aventura. Por lo tanto era evidente que Hurley, que no solo conocía la técnica fotográfica, sino que además era un reputado cineasta con experiencia previa en el continente antártico, era un estupendo candidato.
El equipo del que dispuso Hurley fueron tres cámaras Folmer & Schweig, que trabajaban con negativos de placa de cristal.
Complementaban su equipo cámaras más manejables como la Göertz AnsChütz y la Kodak 3a, cámara que conservó tras el hundimiento del “Endurance”.
Para filmación de películas en 35 mm contaba con la Prestwick y la Centrum Film Camera, una pequeña cámara de cine perfecta para la aventura.
Se sumergió en las gélidas aguas que ya ocupaban gran parte de las estancias del barco.
Después de meses atrapado en el hielo el “Endurance” no pudo soportar la presión que la banquisa ejercía sobre él y quebró hundiéndose a 3008 metros en el fondo del frío océano Antártico.
La tripulación abandonó el barco sacando del «Endurance» lo que pudieron, las órdenes eran salvar la vida y todo aquello que les pudiera ayudar a sobrevivir. Hurley obedeció pero más tarde cuando la nave comenzaba a inundarse, Shakelton debió acceder a un nuevo intento por parte de Hurley para salvar el material, sobre todo los negativos.
Sin dudarlo penetró en las entrañas de madera del “Endurance” para tratar de rescatar el preciado material que se encontraba bajo una fina capa de hielo. Se despojó de sus ropas de cintura para arriba y se sumergió en las gélidas aguas que ya ocupaban casi la totalidad de las estancias del barco, logrando así recuperar gran parte del material fotográfico realizado durante la expedición hasta el momento.
Antes del hundimiento se pudieron salvar 200 negativos de fotografías ya realizadas. De su equipo solo salvó la Kodak 3a con tres carretes, que le permitieron continuar narrando visualmente la historia de supervivencia humana más grande jamás contada.
Hurley no solo era un fotógrafo que se formó a sí mismo de manera autodidacta, era todo un intrépido aventurero que no dudaba en arriesgar su vida por realizar su trabajo. No era solo un acompañante, formaba parte de la tripulación y correría la misma suerte que sus compañeros, con los que estuvo atrapado en hielo.
La tripulación del “Endurance” fue capaz de superar duras y penosas pruebas de las que Hurley dió testimonio con su cámara. Pudo hacer las fotos porque estaba allí.
Cien años después el “Endurance” ha sido encontrado a 3008 metros de profundidad en un perfecto estado de conservación. Pero esto es otra historia.
Créditos a las fotografías
Hurley negative collection / Frank Hurley
Hurley, Frank, 1885-1962
National Library of Australia
Lecturas recomendadas
«Atrapados en el hielo»
Por Caroline Alexander
Extraordinaria narración con un gran rigor histórico. Se han editado dos publicaciones en español, la versión de bolsillo y la versión en gran formato donde se puede disfrutar las de Frank Hurley.
«La prisión blanca»
Por Alfred Lansing
«La prisión blanca» cuenta con una rigurosa investigación previa que Alfred Lansing traslada brillantemente a un ensayo histórico imprescindible para entender la hazaña de Shakelton.
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